Cada elección, sin falta, los ciudadanos se quejan de lo mismo: de la parcialidad de la prensa mexicana. Y cada elección escuchamos, nuevamente, la impotencia de ciertos políticos (los que pierden) y la incompetencia de las autoridades electorales frente a la parcialidad de ciertos medios.
No creo en la prensa “de centro” o “equilibrada y democrática”. Todos los medios tienen una orientación hacia un lado u hacia el otro hasta porque son hechos por individuos y los individuos somos, por naturaleza, animales políticos. La experiencia internacional nos confirma, incluso en las democracias más avanzadas, que esto es casi imposible. Hay un Le Monde y hay un Le Figaro. Hay un Washington Post o un New York Times o un Wall Street Journal. Hay un La Jornada, un El Universal, un Milenio o un Reforma, por citar. Y no está mal que cada uno atienda ciertos nichos; que tenga cierta tendencia. En todo caso, las sociedades deben ser democráticas; y los medios en su conjunto deben redondear una oferta democrática.
Pero cuando hay medios muy poderosos, con poder hegemónico o monopólico –como la televisión en México– es imposible que la oferta variada de todos los medios permitan un equilibrio. Si la televisión apoyará a Enrique Peña Nieto, los demás medios serán aplastados por esta posición y será imposible sumar, con el resto, un equilibrio. Y más si ciertos periódicos grandes también se van con el PRI.
Los tiempos han cambiado. Lo vimos este fin de semana: Aunque muchísimos medios no se atrevieron a difundir que Peña Nieto no pudo siquiera hablar de tres libros durante su visita a la FIL de Guadalajara –ah, paradoja, ¡iba a presentar un libro supuestamente escrito por él–, las redes sociales y muchos medios masificaron la información pasando por encima de cierta prensa “tradicional”.
Mi lectura: los ciudadanos pueden hacer mucho para impulsar la democratización de los medios. No digo “podemos” porque, al escribir este artículo, no debo incluirme en el genérico “ciudadanos”. Soy periodista, y por supuesto soy un ciudadano mexicano. Pero al argumentar usando este espacio estoy, por lo menos para este tema, del otro lado de la valla.
Por eso me he dado a la tarea de hacer una breve lista de lo que los ciudadanos pueden hacer para ayudar con su granito importantísimo de arena para fomentar la democratización de la prensa.
Con las redes sociales e Internet como aliados, los ciudadanos y los periodistas podremos jugar un papel crucial en 2012. ¡No lo desperdiciemos! Asumamos nuestro nuevo rol en la sociedad, y a darle duro.
Un México más democrático es posible si todos funcionamos como una democracia desde nuestras trincheras.
10 maneras de ayudar, como ciudadanos, a democratizar a la prensa
1. Acudir a fuentes alternativas de información. Hay que darle oportunidad a los medios alternativos. Busquen sitios o blogs que no sean los medios de siempre. Incluso, si pueden, huyan de los gigantes de la información y denle importancia a los proyectos medianos y pequeños. Eso rompe con los monopolios informativos.
2. Comparar el tratamiento editorial de los grandes sitios informativos entre sí. Hay que leer los grandes medios, por supuesto. Pero hay que procurar comparar el tratamiento editorial que se da a una misma noticia en un medio y en otro. Eso permite detectar tendencias. Desenmascara a los que intentan ocultar ciertos hechos o difundir ciertas noticas para beneficiar a alguien en particular o a cierto partido.
3. Utilizar los noticieros de televisión sólo como punto de referencia, y no como fuente principal. Desgraciadamente pocos mexicanos podrán hacerlo, dada la penetración que tiene la televisión frente a Internet o frente a los impresos.
4. Recurrir a las fuentes primarias. Si una agencia o un medio dan una noticia basada en ciertas fuentes calificadas, es posible buscar, porque casi siempre existen, los documentos originales que generaron tal noticia. Muchas veces, el documento original trae otras verdades, y se publican sólo las que benefician la posición editorial del medio.
5. Utilizar las redes sociales y hacerse amigos (Facebook) o seguir (Twitter) a las fuentes de información en las que se confíe. ¿No tiene cuentas de Facebook y Twitter? Suscríbase que no cuesta. Y empiece a buscar fuentes confiables. Siga a los líderes de opinión, a todos, y léalos y compare sus puntos de vista. Busque medios internacionales y siga, claro, los nacionales. Llénese de información, busque los puntos de vista más encontrados y forme su propia opinión.
6. Utilizar los espacios para comentar notas, artículos y reportajes. Opine. Contradiga o apoye, con argumentos, a los autores. Eso nutre la discusión ciudadana y matiza posiciones rotundas.
7. Debatir con los líderes de opinión en las redes sociales pero abandonar el anonimato. La segunda idea es importante: abandone el anonimato. Opine con su voz y con su apellido. Las redes están llenas de anónimos y rabiosos; no sea parte de ellos sólo por usar el anonimato. Como autor se lo digo: difícilmente leo un comentario cuyo emisor no está debidamente identificado.
8. Escuchar, ver y poner permanentemente en duda los anuncios de las campaña. Recuerde: los políticos quieren venderse como “lo máximo”. Si tienen que mentir para convencerlo, lo harán. Escuche y vea los anuncios porque es casi imposible evitarlos y son necesarios para evaluarlos, y luego dude de ellos. No crea todo lo que escucha de los partidos, no se compre posiciones sólo con la información que ellos proporcionan.
9. Castigar a los sitios de los que se dude. Si usted duda de un sitio en Internet, no lo vuelva a abrir sino por necesidad. Castíguelo. ¿Siente muy priísta o muy panista o muy gobiernista o perredista a cierto medio? Ciérrelo. No lo abra. Los medios electrónicos viven (vivimos) de los hits, es decir, de cada vez que alguien entra. Si usted castiga a un medio no visitándolo, y si muchos lo hacen, le darán una lección. Hágalo. Ejerza esa herramienta.
10. Leer y difundir la información que se crea útil. Incluso brincándose a los medios “tradicionales”. Si su periódico en línea o su sitio web no difundió cierta noticia, usted hágalo. Súmese a esos miles que, como este fin de semana, le dieron una bofetada a la prensa que no publicó lo de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Sea, seamos parte del cambio. Hagamos que este 2012 los medios “tradicionales” se lleven por lo menos un susto.
Las redes sociales –habla ahora el periodista– nos han dado una gran lección: si no estamos con los ciudadanos, ellos nos abandonarán y harán su propio juego.
Castíguenos si lo merecemos. Y prémienos con su preferencia si lo hacemos bien.
Eso ayudará a democratizar a los medios. Eso ayudará, también, a construir un mejor país.
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