Toqué a su puerta y me abrió Felipe Calderón; me ofreció agua, café, un Martini. De tapete de baño, la ley. Con boletas del 2006 se seca uno las manos, y más.
Observé –mientras un ejército de gobernadores le hacían la cama, le cortaban las uñas y le estiraban la cara– que en su salón de té coloca las cabezas disecadas de las bestias que obtiene en su exitosas cacerías. Entre ellas estaba la mía. Y la de Usted.
¿Cuántas cabezas habrá en ese salón? Cual púlpito de aficionado al Coliseo Romano, la servidumbre -humillante- de muchos seres de distintos colores -verdes, amarillos, rojos, etc., etc., etc.- sirven al rey tratando de covertir en realidad el cuento de Pigmalión y Galatea, con la única y doliente pena de que aquí no será posible. ¡México lindo y querido si muero lejos de ti!
Me encanta todo lo que escribes. Este dardo es buenísimo!! y también todo lo demás. Felicidades!!!!! Y un abrazo desde Chihuahua
ETOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE LA HISTORIA DE MEXICO, SEÑALRA A QUIEN NO HA CUMPLIDO SU COMPROMISO CON SU PATRIA Y LA EDUCACION EN MEXICO.Y SOLO AQUELLOS LIDERES QUE SEPAN DESCIFRAR LOS GEROGLIFICOS SAGRADOS DE LA DIGNIDAD, PODRAN ESTAR AL LADO DE LOS GRANDES HOMBRES DE LA HISTORIA.
DESDE TULTITLAN ESTADO DE MEXICO FELICIDADES