Los mexicanos estamos muy acostumbrados a estos momentos: llegan las crisis y agregamos agua a los frijoles; quitamos tomate al arroz; sumamos más tortillas a la dieta. Hay una especie de sabiduría que se deriva de años de golpes económicos y financieros; de gobiernos irresponsables y empresarios poco solidarios, gandallas.
A lo que no nos podemos acostumbrar es a la pérdida del empleo, a la insolvencia para pagar créditos, a la violencia (robos, asaltos, secuestros) que implica que millones se queden en la calle.
Haga su parte: cancele tarjetas, ahorre. Vienen aguinaldos y fondos de ahorro; contrólese, por favor. No gaste. La crisis que estamos viviendo se va a poner muy canija. Muy, muy canija. Vea por usted, por los suyos. Si puede evitar compromisos, hágalo. No voltee a ver a los bancos porque esos lo van a saquear. Haga lo que le corresponde: vea su trabajo como tabla de salvación, sea conservador en el dispendio, guarde lo que pueda.
Porque ya ve, lo del “presidente del empleo” será, otra vez, promesas. Felipe Calderón es la continuidad de la demagogia priísta. Y los empresarios mexicanos, los grandes, uy, bueno, que Dios nos cuide. Son de esa casta que ya ha visto: usarán la crisis (como en el pasado) para hacerse más ricos con nuestro dinero, sea por medio de “rescates”, o cobrando lo que quieren que, al fin y al cabo, tienen al Estado secuestrado.
Los mexicanos estamos acostumbrados a las crisis, es cierto. Sin embargo, todo indica que lo que viene vulnerará cualquier callo adquirido incluso en un país de golpanazos. Agregue desde ahora más agua a los frijoles, sea solidario, apague un foco, cierre la llave.
Rásquese desde ya con sus propias uñas y sea previsor, que el gobierno no hará absolutamente nada para rescatarlo. Suficiente carga tiene, usted lo sabe, con cuidar a los grandes empresarios.
El gobierno no hará nada por usted, le repito. Nada. Considérese solo (para variar) en un mundo rapaz, depredador, que ahora se hunde…
Dardos
Tiene razón Gabriela Rentería en su Dardo “La Condesa que no es la de Ebrard”, publicado hace unos días. Agrego: La colonia Condesa, del DF, termina en la calle Zamora, junto al Circuito Interior. No definiré todos sus linderos; sólo diré que su paralela (o el extremo opuesto de Zamora) es Avenida Insurgentes. Marcelo Ebrard vive del lado de Insurgentes, sobre Avenida México. Allí, cientos de trabajadores del gobierno de la ciudad trabajan día y noche desde hace meses (los que habitan la zona saben que no exageramos un ápice) y, la verdad, mantienen el vecindario de Marcelo como cualquier barrio de París: hermosos parques, banquetas impecables, basureros en cada esquina, andadores arbolados, y policías cada doscientos metros o algo así. Pero sálgase de la colonia Condesa de Marcelo Ebrard, y visite “la otra Condesa”, la que le queda lejos, la de la calle de Zamora, periferia de su barrio. Qué pena. La basura dura días en las esquinas. Hay cuadras enteras sin un solo arbotante, sin un solo foquito de luz pública. Las vecindades se están cayendo. Los peseros –transporte colectivo del DF– se adueñaron de las calles. Los vecinos padecen a diario el robo de autopartes, y ellos mismos se han encargado de convocar a matar ratas porque, gracias al abandono (y a los cerros de basura), los asquerosos roedores tomaron esa parte de la colonia en la que no vive Marcelo Ebrard.
¿Vive usted en ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez, Oaxaca, Mérida o Tampico? Nosotros, los vecinos que no estamos dentro del radio de Marcelo Ebrard y su familia, advertimos: votar por él cuando se postule como presidente de México los convertirá en los periféricos, los abandonados.
Si nosotros, que estamos a un kilómetro de su casa, vivimos en total abandono, ¿se imagina cuándo volteará Marcelo hacia el norte o hacia el sur, o hacia cualquier lugar de México en el que no tenga familia?
No se me borran las imágenes de la gente sufriendo el nefasto 15 de septiembre en Morelia. Y me pongo a pensar si era necesario. No creo que los cárteles o cualquier cartel ganen algo con esta bestialidad. Tampoco veo que las cosas tuvieran que llegar a este nivel. Repito: la estrategia de Felipe Calderón falló. El plan, si es que lo había, era darle de patadas al avispero, y nada más, según vamos entendiendo. Tenemos noticias de que por lo menos Los Zetas y La Familia abarcan ya tráfico de drogas, secuestro, chantaje, venta de protección y piratería. ¿Eso estaba contemplado? Ninguna de las cabezas conocidas del narco ha caído; sólo segundos y terceros y hasta albañiles. ¿Así se razonó? No, no se razonó así; creo que ni siquiera había proyecto.
El narco seguirá, según los cálculos de los especialistas, porque las bases y las causas no se han atendido. Miles de comunidades en México carecen de trabajo y educación. Las policías estaban corrompidas desde hace tiempo; lo publicaron varios medios. Ahora quieren atacar el narco y sanear las polis y al sistema judicial; todo al mismo tiempo. Sí, cómo no. Y ni siquiera se han metido al plano financiero: sólo golpes de suerte e incautaciones de dólares. ¿Y los que se están lavando en este instante? ¿Y las empresas y los bancos que sirven para legitimar los ingresos del crimen organizado?
“El presidente del empleo” no lo fue. “Rebasar por la izquierda” (atender a los jodidos) tampoco lo hizo. Difícil decir que pueda hacerlo ahora. Si Calderón pide dinero, es para más “seguridad” (el rubro en el presupuesto, no la demanda de los mexicanos).
¿Y la pobreza? ¿Y la educación? ¿Y la salud? ¿Y la rehabilitación para los adictos? ¿Y las prisiones, y la impartición de justicia? ¿Por qué el narcotráfico y no otras emergencias que ayudaban a atender el primer rubro?
Según yo, porque parecía fácil y deslumbrante anunciarlo. Ya ven lo que pasó.
“¿A dónde iremos a parar?”, decían nuestros padres. El asunto es que ahora no sabemos si en realidad podremos ver el fin de esta guerra sangrienta, si vamos a poder parar. Los enfrentamientos entre cárteles de la droga y contra el Estado ha llegado a niveles inimaginables. Septiembre dejó de ser “el mes de la Patria” para convertirse en el mes en el que los mexicanos vivimos horrorizados. Montones de cadáveres de Yucatán a Ciudad Juárez. Ríos de sangre del Distrito Federal a Tijuana. Y muchos de los caídos son inocentes. ¿Debe Felipe Calderón detener las acciones contra el narco? Por supuesto que no. Pero sí debe replantearse la estrategia, urgentemente, porque no funcionó. Militarizar México no es una solución, se le dijo. No hizo caso. Muchos le sugirieron, desde diferentes frentes, hacer trabajo de inteligencia antes que sacar a los soldados: investigación criminal, rastreo financiero. Nada. Ahora la Patria está ensangrentada. “¿A dónde iremos a parar?”, decían nuestros padres. Como vamos, a ningún lado…
Si todo sigue conforme a los planes, en breve miles de policías en el país serán dados de baja. Viene, según Presidencia, la “reestructuración” de las corporaciones. Aquellos malos, inútiles o corrompidos agentes deberán salir, para dar paso a una nueva generación de servidores públicos. Qué miedo. Qué riesgo, si no se hacen bien las cosas. Policías y ex policías aparecen en casi todas las ramas del crimen organizado. Ellos eran los secuestradores de Fernando Martí y de cientos de mexicanos sin nombre ni apellido. Soldados y ex soldados, policías y ex policías engrosan hoy la filas de Los Zetas, o de La Familia, o de La Línea o de La Corporación o de los que usted mande. Ellos alimentan la horda de decapitadores, traficantes de drogas, de humanos y de armas que acosan a la Nación. Si miles saldrán de la policía, uno sólo puede asustarse: ¿qué harán cuando pasen a la “vida civil”? ¿Por qué no existe en México un programa que dé seguimiento a estos individuos? ¿Cómo fue que Sergio Humberto Ortíz Juárez, un ex agente de inteligencia federal, hizo su enorme fortuna (presumiblemente a punta de secuestros) sin llamar la atención de la autoridad? La ola de violencia que acosa al país está obligando a dar pasos extraordinarios. Ojalá no nos salga (a los ciudadanos) el tiro por la culata. Ojalá el gobierno aprenda de sus propios errores y no herede un problema mayor. Ojalá que estos golpes espectaculares (como la puntada de Calderón de vestirse de militar) no se vuelvan, con los años, en contra de los que estamos esperando desde hace mucho tiempo que la guerra contra los criminales sea de verdad, y no simples parches, acciones inspiradas en la inmediatez con ganas de captar votos en la víspera de los procesos electorales.
El mensaje llegó así, tal cual, al sitio UNAFUENTE. No me atrevo a mover una sola letra. El editor automático del sitio cambió las palabras fuertes por los “*****”. Como va:
“Pues que se agarren por que por hay me entere de la contratacion de un ****** que le dicen el bailarin del golfo por que va para el area administrativa y dicen que es el encargado de darle piso a cuanto ****** le digan, es un ****** bien hecho segun es el que cuidaba a las viejas de los zetas, el wey es un ex militar de inteligencia dicen que baila chingon el ****** y pues es un wey que es muy calmado que ni te imaginas que es un ****** bien mendigo dicen que tambien preparaba en artes marciales a los capos asi como a los militares dicen que no tiene piedad de nadie ya se habia retirado pero creo que lo van a reactivar a huevo asi que si empiezan a saber de muertitos es por que ya empezo a trabajar solo se que esta bien parado en ambos lados pero no saben para quien trabajara solo se que tuvo un antro en zona centro y lo convirtio en estacionamiento ahi por la cesar lopez de lara el famoso south dallas y dicen que sigue dando clases de baile a sras. ricachonas”
Hasta aquí termina el mensaje.
Ese es el país que vivimos… Y también este:
“A quien tenga notisias del polisia levantado por sicarios el dia 13 de masrso 2008 saliendo de su travajosu nombre es jose roverto herrera salasar z6 su familia se lo agradesera con todo su corason no tenemos tranquilidad desde que se lo llevaron por favor tengan piedad de nosotros muchas grasias dios los bendiga”.
Qué tristes días.
Y hasta aquí me quedo.
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